“La verdad no le gusta a nadie porque la mayoría de las veces no dice lo que quieren escuchar”. La verdad de las cosas es que el tiempo pasa y nos hacemos más viejos y generalmente no hacemos nada para mejorar o tan siquiera para que nos recuerden (no con cariño, tan sólo el hecho de que nos recuerden después de fenecidos). La verdad de las cosas es que con el tiempo nos volvemos más torpes; a pesar de las experiencias y caídas tendemos a empeorar. La verdad de las cosas es que nadie cambia para bien. La verdad de las cosas es que nada dura para siempre: el amor se desgata y generalmente se acaba, las amistades tienden a perderse con el tiempo o la distancia, el dinero se hace humo o termina apoderándose de ti, la salud se quebranta sin que te des cuenta, la muerte siempre triunfa. La verdad de las cosas es que hay siempre alguien mejor que tú. La verdad de las cosas es que tenemos tanto miedo de caer mal que terminamos siendo unos amigos mediocres que callan todo lo que tienen que decir por temor a quedarse sin amigos. La verdad de las cosas es que tu compadre se quiere comer a tu enamorada y no dudaría hacerlo si la encuentra borracha. La verdad de las cosas es que tu enamorada estaría encantada de que alguno de tus amigos le haga el favorcito. La verdad de las cosas es que la Coca – Cola me está matando y me muero si no la tomo. La verdad de las cosas es que la mayoría de la gente no se casa por amor, se casa por costumbre, por ilusión o por temor de quedarse solo. La verdad de las cosas es que tienes Facebook para que la gente crea que eres feliz , pongas “me gusta” cuando comenten a tu favor y los odies en secreto cuando cuelguen una foto donde sales terrible o te dejen un comentario donde no quedes bien parado. La verdad de las cosas es que es más fácil denigrar a los demás que intentar ser mejor. La verdad de las cosas es que la mayoría se siente feliz con la desgracia ajena. La verdad de las cosas es que nos encanta mentirnos a nosotros mismos para no dejar de sonreír. La verdad de las cosas es que el dinero no compra la felicidad pero te hace menos infeliz. La verdad de las cosas es que la vida es corta y no hay tiempo para lamentarse de los errores. La verdad de las cosas es que no tenemos el valor suficiente para decir una verdad, aunque esta sólo sea: te quiero. La verdad de las cosas es que preferimos no equivocarnos a acertar. La verdad de las cosas es que criticamos a todo el mundo y no hacemos nada por cambiar. La verdad de las cosas es que tus peores enemigos se encuentran entre la gente que quieres. La triste verdad es que nos vamos a quedar solos o rodeados de aquellos que también temen quedarse solos, y aguantaremos mentiras y callaremos verdades, esto si no tenemos el valor de afrontar las cosas, porque si somos sinceros, nos quedaremos solos irremediablemente. La verdad de las cosas es que lastimaremos más de una vez a las personas que menos queremos lastimar y es probable que nunca nos perdonen por tontos. La verdad de las cosas es que somos unos asesinos y nuestra víctima preferida siempre somos nosotros mismos. La verdad de las cosas es que hay poca gente inteligente que te quiere como eres. La verdad de las cosas es que a pesar de todo siempre hay más razones para ser feliz (no preguntemos cómo). La verdad de las cosas es que debemos ser agradecidos con los que nos quisieron y quieren, algo bueno debimos de tener. La verdad de las cosas es que hay que ser agradecidos con la gente buena pero intentar nunca deberles nada, puede que no sean tan buenos. La verdad de las cosas es que aunque me haga el malo extraño a mi mamá. La verdad de las cosas es que la soledad es la única presencia femenina que nunca te abandona. La verdad de las cosas es que siento el olor a muerte cada vez que me despierto y parece mi perfume natural. La verdad de las cosas es que nunca intenté caerle bien a nadie, traté de decir la verdad siempre y pelee por esa verdad; si me equivoqué y no pedí disculpas a tiempo, “Lo siento”. La verdad de las cosas es que cuando vivimos sin miedo a equivocarnos nos divertimos más y a veces no me divierto tanto. La verdad de las cosas es que no hay verdad más grande que el amor aunque parezca lo contrario. La verdad de las cosas es que este blog no lo lee nadie pero igual escribo. La verdad de las cosas es que hace semanas que no escribo y he perdido esas ganas mágicas que me poseían y sobre todo, he perdido el valor para decir la verdad de las cosas.
Testimonios de un tipo que no recuerda nada y lucha por no olvidarlo todo. Rastros de un camino recorrido, historias mal contadas. Prueba irrefutable de que viví.
miércoles, 27 de julio de 2011
lunes, 18 de julio de 2011
Nunca jamás
Cómo vas a saber lo que es el
amor si nunca te hiciste hincha de un club.
Cómo vas a saber lo que es el
dolor si jamás un zaguero te
azotó la tibia y el peroné.
Cómo vas a saber lo que es el
placer si nunca ganaste un
clásico barrial.
Cómo vas a saber lo que es
llorar si jamás perdiste un clásico
sobre la hora con un penal dudoso.
Cómo vas a saber lo que es el
cariño si nunca acariciaste la
redonda de chanfle entrándole
con el réves del pie en el
cachete para dejarla jadeando bajo la red.
Cómo vas a saber lo que es la
solidaridad si jámas saliste a dar la
cara por un compañero golpeado sin
fe desde atrás.
Cómo vas a saber lo que es la
poesía si nunca tiraste una gambeta.
Cómo vas a saber lo que es la
humillación si jamás te hicieron un caño.
Cómo vas a saber lo que es la
amistad si nunca devolviste una pared.
Cómo vas a saber lo que es un
orgasmo si jamás diste una
vuelta olímpica de visitante.
Cómo vas a saber lo que es el
pánico si nunca te sorprendieron
mal parado en un contragolpe.
Cómo vas a saber lo que es
morir un poco si jámas fuiste a
buscar la pelota adentro del arco.
Cómo vas a saber lo que es la
izquierda si nunca jugaste en equipo.
Cómo vas a saber lo que es la
xenofobia si en ninguna cancha
te gritaron "negro de mierda".
Cómo vas a saber lo que es la
soledad si jamás te paraste bajo
los tres palos a doce pasos de
un fusilero dispuesto a acabar
con tus esperanzas.
Cómo vas a saber lo que es el
barro si nunca te tiraste a los
pies de nadie para mandar la
pelota sobre un lateral.
Cómo vas a saber lo que es el
egoísmo si nunca hiciste una de
más cuando tenías que darsela
al nueve que estaba mejor ubicado.
Cómo vas a saber lo que es el
arte si nunca inventaste una rabona.
Cómo vas a saber lo que es la
música si jamás cantaste
haciendo equilibrio sobre un
paravalancha.
Cómo vas a saber lo que es el
suburbio si nunca te paraste de wing.
Cómo vas a saber lo que es la
clandestinidad si nunca te tiraron
un pelotazo para que te
aguantes vos sólo a toda la defensa rival.
Cómo vas a saber lo que es la
injusticia si nunca te sacó tarjeta
roja un referee localista.
Cómo vas a saber lo que es el
insomnio si jamás te fuiste al descenso.
Cómo vas a saber lo que es el
odio si nunca hiciste un gol en contra.
Cómo vas a saber lo que es la vida,
si nunca, jamás, jugaste al fútbol.
Walter Saavedra
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