Parece que el mundo te sonríe, te
veo bien. Por lo menos eso dicen las fotos que cuelgas en tu Facebook todas las
semanas, siempre en la misma discoteca donde ya pareces socios, siempre
acompañado de tus nuevas amiguitas y siempre algo despeinado, más feliz de lo
normal. Que bien te ha asentado el hecho de estar solo, de creerte el centro de
atención. Que bien te queda el papel del chico coqueto, bien arregladito, con
tu chupete en la boca, con tu sonrisa de galán de barrio. Es que siempre fuiste
así, bohemio. Siempre queriendo ser diferente, siempre creyendo tener la razón.
Desde que escogiste tu nueva vida no has descansado, me sorprende tanta lealtad
a esa discoteca de moda que concurres con fe religiosa. Te quejas de que no
tienes plata pero siempre te permites un par de cervecitas los fines de semana.
Y es que no son sólo los fines de semana, también un lunes o miércoles
cualquiera, estás en todas. Eres el chico de moda que siempre creíste ser sólo
que ahora te lo crees un poco más. Tu soledad amada no te inspira a escribir,
no veo que publiques seguido. Supongo que habrás devorado los libros que a mi
lado no podías leer y sobre todo, presumo que habrás encontrado todo eso que
perdiste en el camino y no te dejaba ser tú mismo. Te fuiste de la noche a la
mañana y así de rápido te reinventaste. A veces siento que todo lo que me
dijiste fue una mentira, una farsa para quedar bien, para no dejar que tu
popularidad baje. A veces creo que no fuiste sincero conmigo y simplemente
esperaste el momento justo para cambiar de aires, para acabar con tu papel de
niño bueno. Y es que eres así, un sobón coqueto que siempre quiere quedar bien,
que habla de lo correcto pero hace lo contrario, que nunca se equivoca. Yo bien
si te interesa, me reencontré con mi amigas, a las que no veía hace tiempo. Todo
encajó a la perfección; decidiste partir y ellas decidieron estar ahí, en el momento
indicado. ¡Bajé de peso! ¿Lo puedes creer? Ahora tengo cintura otra vez y mi
ropita ya me entra. Salgo, bailo, tomo y me divierto como hace mucho no lo
hacía, con gente que no veía, lejos de todo aquello que me contaminaba. No te
voy a mentir, a mí también me va bien. También tengo que aceptar, que
confesarte esto es darte un poquito la razón, la soltería nos ha asentado bien
a los dos. Espero que te dure, que aproveches tu juventud, que aguantes todo el
tiempo que puedas y que te diviertas con tu personaje favorito: “El chico
popular”. Espero que dentro de un tiempo nos encontremos y podamos conversar
sobre todo esto, sacar conclusiones sin mezquindad y llegar a conclusiones
sinceras. Espero que todo te vaya bien, porque sabes bien que no te odio, que
dentro de todo te guardo un cariño especial. Ten cuidado con el alcohol, no
tomes mucho. Come por favor, estás flaquito otra vez. Precaución con las
mujerzuelas con las que andas, no te vayas a enamorar y termines decepcionado,
porque todo da vueltas. Mejor no te enamores, no te enamores nunca. Si
encuentras el amor, no juegues con él. Llámame de vez en cuando, sé que seremos
buenos amigos. Por si acaso mi mamá no te odia, sólo te pide que no vuelvas por
acá. Saludos a tu mami, cuéntale que estás loco y que morirás en soledad. Arregla
los temas del carro y lo de la universidad. Por último, si ya cerraste tu
libro, guárdalo en esa biblioteca sentimental que tienes en tu frio corazón,
para que cuando tu otro yo, ese que se perdió, quiera reencontrarse, tenga la bitácora
de tu viaje a la soledad. ¡Éxitos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario