jueves, 5 de diciembre de 2013

Vacaciones

La familia “Supo- Tasso Grande” ha viajado de vacaciones al norte, ha contratado un paquete turístico  que ha dejado en rojo sus arcas en los diferentes bancos. Abraham Supo-Tasso, el padre de familia, a regañadientes ha cumplido con la promesa que le ha hecho su esposa Reyna Grande de Supo-Tasso, a la cual le encanta su apellido de casada. Producto de su amor han concebido a sus dos hijos: Ricco Supo-Tasso Grande; un joven de dieciocho años, de pinta de galán, de ojos azules y de un cuerpo bien entrenado en el gimnasio.  Never Supo- Tasso Grande es un púber de catorce años, al cual en un principio quisieron llamarlo Heber pero fallaron en la escritura y se quedó así. El niño con esa premisa de vida siempre ha sido de perfil bajo y de preferencias discretas, todo lo contrario a su hermano Ricco. Se han hospedado en un hotel exclusivo de Tumbes, el Resort “D’Camaleón”, que se presenta como la mejor opción para aventurase a sus primera vacaciones familiares en mucho años. El primer día el sol los acompaña, el mar se presenta limpio y generoso, no hay grandes olas, casi ni las hay. Don Abraham se sienta en el bar y beneficiado por una pulsera que incluye un consumo ilimitado de comidas y alcohol, se entrega a la bebida. Él quiere recuperar toda la plata invertida en el viaje y va unas siete cervezas y cuatro pisco sour que le han permitido contar historias inventadas y chistes sin gracia que ahuyentan a los demás bebedores que se ríen por compromiso. Doña Reyna siempre ha sido una mujer de playa, recuerda sus tiempo aquellos, cuando practicaba el surfing y era pretendida por los chicos más guapos de esos tiempos. Se ha puesto un traje de baño enterizo que acomoda los rezagos de un cuerpo bien cuidado. Doña Reyna para su edad, todavía conserva algunos encantos indiscutibles a la vista de cualquier caballero. Conserva por ejemplo, un par de piernas bien esculpidas por sus visitas al gimnasio y un trasero descomunal que acomodan bien en sus pantalones apretados. Ricco ha cogido su tabla, se ha echado un bronceador especial y se ha colocado unos lentes de marca que le vendieron a precio módico, los cuales resultaron ser una copia que fácilmente hubiera encontrado a menos de la mitad del precio que pagó. Ha corrido luciendo su cuerpecito escultural y ha llamado la atención de un grupo de señoritas que están en su viaje de promoción. Never se encuentra cubierto con bloqueador, tiene la cara blanca por el ungüento.  Se ha protegido bajo la sombrilla y ha empezado a leer el nuevo libro de Jaime Bayly, el cual pretende terminar en el breve viaje. Don Abraham ya borracho se siente envalentonado y se acerca a la sombrilla donde se encuentra su familia, se ha quitado el polo mostrando una barriga desproporcionada producto de los embutidos y la cerveza. Doña Reyna le acerca el bloqueador para que se proteja, él lo mira con desdén y se arroja descubierto, despreocupado en una toalla, se avienta boca arriba y sin más se duerme. Doña Reyna un mes antes del viaje se entregó a una dieta draconiana que la tuvo al borde de la inanición, pero logró sacar fuerzas de la juventud y bajó algunos kilitos que ahora luce con orgullo. También beneficiada por la pulsera de todo incluido, se ha acercado con curiosidad a un bufete diverso y dadivoso que está disponible de nueve de la mañana a cinco de la tarde, muy aparte de los restaurantes para los desayunos y almuerzos. Se ha permitido comer después de tiempo una hamburguesita con papitas fritas. Ricco quiere hacer honor a su nombre y tiene poses de modelo disforzado que lo dejan muy mal. Intenta hacer gestos y hablar con un tono “bacán”, siempre en voz alta para ser escuchado. Se ha dado cuenta que ha robado miradas en un grupito de escolares alborotadas y lo quiere aprovechar. Never se ríe sólo, como loco. Su libro le encanta y no percibe lo que pasa a su alrededor, él está en el cuarto de su casa leyendo a su autor preferido, no en una playa del norte del país. Don Abraham babea mientras duerme. Doña Reyna con una empanadita de pollo en la boca y dos en su bolsa de playa remolca a su esposo y lo pone boca abajo. Rico se acerca a las chicas y dice imitando la voz de Elvis: “Hola, mi nombre es Ricco Supo-Tasso Grande (aclarando que es un apellido compuesto), y se da una vuelta poco discreta para enseñar su culo. Las chicas se dan cuenta que es un galán monse y pierden interés, todas menos una. Never se sonroja con lo que lee y siente una ligera erección que intenta disimular. Se hizo de noche y Don Abraham es un camarón extraterrestre. Está más que insolado y no puede moverse. Sigue algo ebrio y no se ha percatado de su problema. Grita de dolor mientras se mira al espejo y piensa que cuando asiente el bronceado estará delicioso. Doña Reyna se ha escapado al bufete y va por el tercer plato, ya ha merendado comida italiana, española y ahora quiere probar la francesa. Ricco intentó conquistar a la niña rubia que se ha escapado con sus amigas aduciendo sueño, él la mira bailar desde la barra, donde toma un whisky con guaraná, siempre bien vestido, sin salir de su personaje de príncipe playero. En su cuarto, Never se ha encerrado en el baño y se entrega al auto toqueteo. Don Abraham brilla en el balcón de su cuarto, donde espera la brisa del mar calme sus ardencias. Está enojado porque ha pedido unos cigarros al cuarto, cigarros que compra a dos soles y ahora le han costado seis dólares. “¡Es un robo carajo!” piensa sin poder moverse por la insolación. Doña Reyna ahora asalta la zona de parrillas y no puede parar de comer. Se ha soltado el botón de su short playero. Tambalea sus caderas de un lado al otro y se presenta con sus apellidos completos: “Buenas noches, mi nombre es Reyna Grande de Supo-Tasso” y se mete un pan a la boca mordiéndolo como un tiburón hambriento y sensual. Ricco no sabe beber y sin la atención de la rubia escolar, ha seducido de manera chapucera a una dama de grueso calibre, una gordita coqueta que ya vendió todos sus boletos al galán trucho para entregar su flor. Never está tirado sobre su cama desnudo, viendo un canal para adultos y preocupado porque sus fluidos han sorprendido a su libro y sus hojas se encuentran todas pegadas. Don Abraham llora en su balcón porque no puede quitarse el short, le duele todo. Doña Reyna se pelea con algunos mozos porque ya se terminó la hora de la comida y proceden al guardado de los potajes, por lo que ella se escandaliza, dice que tiene hambre y que su pulsera le permite morir de un cólico estomacal si le da la gana. La gordita amiga de Ricco lo ha llevado hasta su cuarto, él está borracho. Ha rebuscado entre sus bolsillos la llave del cuarto que comparte con su hermano menor. En la búsqueda ha encontrado otros bultos. Never ha escuchado la puerta y desnudo, con el libro pegajoso se ha metido bajo la cama, todavía lo acompaña una erección. Don Abraham se ha bebido una botella de vodka para seguir borracho y olvidar su insolación. Ha encontrado el canal porno que también mira su hijo menor y se ha puesto como toro. Doña Reyna ha sido retirada con educación de la cocina y la han invitado a descansar a su cuarto. Al entrar a su habitación, todavía con algo de hambre, ha encontrado a su esposo, muriendo de dolor por la insolación, boca arriba, con una erección que hace años no procuraba y acompañados sólo por la luz de un televisor con imágenes indecentes que a ella también la han puesto a burbujear,  se ha lanzado encima de su adolorido esposo intentando zacear su apetito. La gordita lo ha desvestido todo, él piensa que es la rubiecita. Su cuerpo bien bronceado se desluce por su culo blanco que no ha visto el sol.  Parece el pabellón nacional. Ella, gordita y necesitada, se ha quitado la ropa y también lo monta gimiendo sin reparos. Never bajo el colchón sigue leyendo su libro acompañado por la erección más pronunciada de su vida. Don Abraham grita al ser montado, pero grita de dolor, quiere morir. Doña Reyna tiene los ojos cerrados, está a punto de llegar. Mientras monta a su marido grita “Estás rico” recordando el ceviche de mariscos que comió como aperitivo. La gordita no siente nada, está decepcionada. Ahora lo ha puesto a él encima suyo porque se ha percatado que sus amigas desde el cuarto de al frente la observan y está segura que su popularidad va a subir. Never ha salido de su escondite y se ha parado frente a la joven pareja amante. Todavía desnudo se ha imaginado un capítulo de su libro y observa callado. Don Abraham ha mandado a su esposa a conseguir tomates para que le refresque el cuerpo, se ha metido a la ducha para refrescarse mientas llora de dolor. Doña Reyna está feliz, ha tenido un orgasmo después de tiempo y no piensa llevarle las rodajas de tomate a su esposo, se las va a comer con aceite y pimienta. Ricco ya tiene un video en “You Tube“ y todos comentan su culo blanco, por fin se hizo famoso. Never se cansó de mirar y se acercó  a la gordita sin aspavientos, le besó tímidamente la espalda y la hizo suya pensando en una personaje de su libro. Ambos se entregaron su flor esa noche. El primer día en el Resort “D’Camaleón” dejará que Don Abraham cuente en su trabajo, que fue el alma de la fiesta con sus diversos chistes y comentarios. Que se tomó toda la barra y que coqueteo con dos piuranas que le han dejado sus teléfonos. Doña Reyna regresará feliz por todas las cositas ricas que se ha comido, entre ellas a su esposo. Ricco prepara la historia de su vida donde hizo una orgía con cinco chicas de una promoción de Lima. Que tiene un video en “You Tube” que puede avalar sus raíces sementales. Never ya no quiere excitarse leyendo un libro, ahora que ha descubierto el sexo y tiene novia, jura tocarse menos.