martes, 1 de abril de 2008

Los días que pasan

Nuevamente ando sumergido en el desgano; exangüe y enteco siento morir inútil. Mis ganas de estudiar son tenues, también las de escribir. Hace falta una presencia femenina en mi vida, algo de lo cual nunca he padecido puesto que a mi lado, por lo menos, ha estado mi madre. La gata que tiene mi primo como mascota, a veces, llena ese vacío femenil. La miro lamerse las patas con delicadeza, con impertérrita beldad, la miro con ternura y siento que me estoy enamorando de ella. Luego de la gata, en la casa, lo más femenino soy yo. El hecho de comer tanto pollo (y sus poderosas hormonas) me han hecho un ser melindroso. Leo un libro del aburrido Vargas Llosa, lo encuentro genial, no paro de leerlo; habla de un amor ladino, emocionante, enfermizo, fiel y yo envidio al personaje, a Ricardo Somocurcio y su “Niña Mala”. Escucho canciones que me devuelven al ayer y me acuerdo de mis amores, en especial de aquellos que inventé, que nunca tuve y sin embargo extraño con avidez, con ternura, con melancolía extrema, pidiendo que regresen y no me dejen nunca. Pienso en tocarme pero no puedo, algo me lo impide, no me encuentro tan atractivo ni sensual, me veo poco epicúreo y entiendo a las mujeres respecto a mí. Como Toffees como loco, hay una bolsa entera que mis primos no tocan, seguro han caducado. Me veo al espejo y observo como crecen molestos vellitos en mi rostro, lejos de formar una barba viril, se posan en mis mejillas y yo los escamoteo con cuidado. El dinero se hace agua y entiendo lo difícil que es mantenerse estable económicamente; me convenzo en ser un hombre soltero toda mi vida, no quiero tener hijos. Mi libretita de Memorias Impopulares se está consumiendo y me entristezco; no creo que me quieran regalar una tan bonita como ésta otra vez o por lo menos que pueda encontrarla en alguna librería por aquí. Cuento mis travesuras con efusividad a los pocos que me escuchan: se ríen, gozan pero también sienten al tipo díscolo y abyecto que soy; luego me miran con aire peyorativo. Me mato pensando si soy un tipo tan procaz como para intentar cambiar, presiento que esa es la imagen que dejo y ya gozo de los privilegios del averno. Trato de no preocuparme, intentar ser un tipo bonachón, educado y conspicuo. Abrazo a la gata, le hago cariños y me convenzo de mi amor. Me acerco a su oído y le pregunto si quiere ser mi chica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Leo, solo te escribo para darte animos en tu nueva vida, en tu capricho cumplido, yo hare lo mismo dentro de poco, cumplire un sueño que no es mio, un sueño que nunca soñe, lo hare porq es lo mejor q puedo hacer y la mejor oportunidad de progresar q tengo, me encantaria poder hablar contigo nuevamente, tocar esos temas encandildos y poco decentes, me siento triste y confundido, pero como tu sabes ya no tengo tiempo para eso, debo tomar una desicion y ya la tome(espero sea la correcta, le pido a Dios todos los dias q me ayude a tomar esta desicion, y espero que esta sea), te deseo lo mejor AMIGO MIO, me enseñaste mucho con tu flojera, tu desfacates tu alpinchismo pero aprendi mucho de tí, me da mucho gusto poder haberte conocido y espero pronto volvernos a ver, y vivir, tambien te cuetno que tengo una razon mas para ir a Tacna (una razon femenina), que me vuelve loco poder viri esta relacion, bueno me despido sin ates esearte nuevamente los mejores deseosy espero cumplas los tuyos Tu amigo q te estima .......SEBASTIAN