miércoles, 5 de noviembre de 2008

Marinero y Poeta

No tengo apuros porque no hay nadie que acelere este corazón tonto y caprichoso. EL tiempo ha mermado sentimentalmente en él y hay algo que lo empuja, lo obliga, lo somete a decir “te quiero”, brindar abrazos cariñosos, besos y ternura de una manera desmesurada y sincera. Yo no soy un buen chico, no soy un buen enamorado, no tengo el don de serlo y tampoco la convicción de intentarlo por lo menos. A todas mis enamoradas o amigas cariñosas que sienten serlo, las he tratado con un cariño menor al que se merecían, con un afecto desleal. No me gusta llamar por obligación, dar explicaciones y porqués. No me gusta el cautiverio que implica una relación seria. No tengo el oficio necesario e imprescindible para ser un compañero en rutas amorosas. Tengo el corazón de poeta pero también de marinero, y por ende, un conflicto sentimental dentro de mí. Hoy extraño a las enamoradas que tuve, que no fueron muchas; en especial a las dos últimas, que tan bien se portaron conmigo a pesar de mis desaciertos. Mi pobre corazoncito anda ilusionadísimo de encontrar una compañera adecuada, y ese es su lado tonto. Ah… pero eso sí, es tan engreído, exigente, intransigente en algunas cosas que hacen difícil el fin que pretende, mostrando así su lado caprichoso. El poeta busca romance, flirteo, un momento idílico. El marinero, más canalla, busca lo pasajero, lo nocivo y peligroso, lo informal. Mi corazón, entre poeta y marinero se está volviendo loco y acude al pasado con premura, apela a la imaginación con una dulzura admirable, acude a una resignación melancólica. Mi corazón entre poeta y marinero se siente inútil, lleno de tantas cosas y ausente de muchas otras. Entre poeta y marinero acoge una inspiración pertinaz y melindrosa. El poeta con sus poemas enamora, engalana, muere y vive de amores. El marinero deja una mujer en cada puerto, con la promesa de volver consolando sus días. El poeta se emociona, se conmueve. EL marinero se place, se excita. El poeta tiene penas y alegrías. El marinero miedos y valentías. EL poeta y el marinero son inquilinos de un corazón tonto y caprichoso que se alegra de tenerlos juntos aunque pocas veces se pongan de acuerdo.

No hay comentarios: