martes, 9 de octubre de 2007

Lindos gatitos

A punto de dormir, los ojos enervados por el trajín del acontecer diario se rinden. Lentamente los párpados se dan encuentro y así, de la manera más sublime y placentera, consumo el maravilloso acto de sosiego. Poco después, empieza el concierto felino. El patio de mi casa fue escogido para llevar a cabo aquel encuentro apasionado, candente, tórrido, lujurioso entre aquellos dos gatos que parecen asiduos lectores del Kamasutra. Aquel par de animales enardecidos, maullaban como desgraciados, afiebrados por aquellos placeres carnales de los cuales hacían un uso excesivo. Despierto irritado, molesto, estoy exhausto por lo poco que pude haber hecho durante el día y me veo perturbado por un par de gatos aficionados al sexo. Aquellos alaridos duran poco más de veinte minutos, diez veces más de lo que pudiera durar yo y ahora reniego de envidia. Muy cansado, algo inquieto por tremenda muestra de perseverancia, me convenzo de que todo esto es parte de la naturaleza, así regreso a mi dócil posición. Me encojo, me enredo entre las sábanas aún calientes y acurrucadito, emprendo nuevamente aquel profundo sueño. Tres minutos después, los gatos ya descansaditos, retoman con bríos su encuentro incandescente, parecen ya no gatos sino leones. Me imagino que la gata debe de fingir por el maullido interminable, mientras se revuelcan ahora por el techo de mi casa, la cual se ha convertido en el lugar preferido de los gatos para cogerse de una manera incansable. Mi hogar es un hostal clandestino y gratuito, es el santuario del sexo felino. Aquellos gatos deben de andar de luna de miel. Noche tras noche se desviven por sus placeres. No puedo creer que gocen de tanta energía. Si no fueran los mismos gatos, han de haberse pasado la voz: - Hay un lugar perfecto, donde nadie se queja del excesivo derroche de lujuria, del goce desmedido.- Pronto todos los gatos se turnan y hacen largas orgías próximas a mi techo. Son los gatos más arrechos del mundo. Noches en las que llegaba por la madrugada, más cansado de lo habitual, los gatos desgraciados me esperaban, como si mi presencia los excitara, y así, cuando me encontraba presto a dormir, iniciar su interminable festín. No sé si me acostumbre o los gatos se aburrieron de hacerlo en mi casa, pero desaparecieron de repente. No fue mucho el tiempo que pasó, cuando una noche me pareció oír a la gata indecente. La gata no sólo había escogido mi patio para satisfacer sus deseos, sino también para traer al mundo más gatitos insaciables. Sus pequeñas crías, salían a tomar baños de sol, todos conchudos y relajados. Al verlos por primera vez, toda esa inexorable rabia guardada se transformo en ternura. Las pocas veces que lucían su adorable presencia, se estiraban libremente, se lamían unos a otros y jugaban como los niños que eran. Alguna vez cruce mirada con la gata libidinosa, quien me observo con temor, como pidiéndome encarecidamente que no dañara a sus crías. Después de todo, la gata lujuriosa, ahora era madre. La más feliz con el acontecimiento natal era mi sobrina Katia, quien encantada los miraba y tomaba innumerables fotos. Engreímos juntos e indirectamente a los gatos hasta que mi tío Félix, los halló en medio baño de sol y determinó su destino. Félix es un hombre de avanzada edad, estricto y duro por la vida militar que alguna vez llevó. Su palabra es ley en la casa, y la ley decidió que los gatos desaparecieran por las pulgas que pudieran traer. Luego de un par de días él mismo desapareció a los pobres gatitos que si bien no fueron sacrificados, los mando lejos de casa con métodos poco ortodoxos. Mientras mi tío cogía a los indefensos animalitos con la rudeza de un proletariado, yo me hallaba en mi cuarto, consternado por no poder defenderlos. De la manera más cobarde, nunca pude salir a recriminar el trato tosco que recibían. Esa misma noche, escuche a la gata maullar. Lo hacía muy despacito, muy entristecida, melancólica; seguro buscando sus mininos. Aquella noche triste, tampoco pude dormir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Dosantos,,,, me causa muchísima gracia aquella descripción tan intensa de esos encuentros amorosos de ciertos animalitos,,,, jajaja la verdad muy buena...
judith

Anónimo dijo...

love u!!! muy xvr tu historia como todas... pero mas me gusta cuando hablas de mi jeje.-.. sofi!

Anónimo dijo...

Ud. tiene una manera unica de expresar algo sencillo y transformarlo en una historia que al principio me causaba rubor y al final me sorprendio que la historia acabara(por lo que le paso a los mininos)