lunes, 29 de diciembre de 2008

Baila conmigo

Yo los miro y ellos a mí. Al verme detenidamente se dan cuenta de que no represento un gran aporte. – Ya, vamos a ensayar el baile porque hay gente nueva. – dicen muy enérgicos y convencidos de su vitalidad. – Yo no bailo, sólo he venido a dejar un encargo. – digo tímidamente. Ellos, los bailarines, me miran con desdén, como el intruso que soy. Una chica poco afeminada guía el baile, enseñando con paciencia los pasos de aquella danza en extremo difícil. Yo pregunto con la misma timidez del principio que van a bailar. – “Pose” y “Súbete la falda” – me responde alguien y entonces yo pienso que si van a hacer poses después de subirse la falda esto no es una corografía, es una orgía y me estoy animando a participar en ella. - ¿Qué poses van a hacer? – pregunto nuevamente. –De que hablas – me dice mi amiga luego de soltar una risa coqueta. Pose es una canción de Daddy, el de la gasolina. Yo no sé quién es Dani y menos que vendía gasolina. Me asombro con la creatividad de la gente necesitada que encima de vender gasolina compone canciones pegajosas. Ellos bailan descordinadísimos, algunos van a la derecha y otros a la izquierda y sé que yo no haré ese ridículo aunque me obliguen, porque yo hago otro tipo de ridículos y no debo acaparar todos. Con algo de practica van puliendo el baile, sincronizando pasos, mientras aquella chica poco afeminada pero linda, con una paciencia de santa, corrige todo, vuelve a explicar desde el principio. Yo la observo con curiosidad, ella hace los pasos con tanta naturalidad, con un ritmo tan encantador, opacando a todos, dejando la certeza de que debe hacer el baile sola. Pregunto si trabaja en el banco. - No – me responden. Entiendo entonces que las esperanzas de ganar se acabaron. Yo no bailo, sólo miro. Para no sentirme tan inútil, hago de mozo y abro la puerta cada vez que tocan el timbre. Llegan muchas otras personas y se unen a la confusión de aquel baile. Dentro de aquellas visitas, llega una mujer de edad, algo mayor para toda esa gente bailarina y desorientada. Ve todo detenidamente, observa sigilosa y dice sin dudar que parece un baile de primaria, que están muy estáticos, que falta que hagan figuras, que cambien de sitio, que armen torres, que hagan piruetas. Ella sólo habla, no piensa bailar. Habla con un chico, le dice que deben de cargar a las chicas, que es fácil, que con eso ganan el concurso. El chico la mira y admite que no es tan sencillo. Ella objeta: - las chicas sólo tienen que ponerse tiesas y ustedes las cargan. - le dice convencida. Yo chismoso e inoportuno le digo al chico que no creo que sea la primera vez que se levanta a una chica tiesa. Otros se ríen pero él no. La mujer de edad avanzada (para el juvenil grupo) sigue hablando, dando aportes algo descabellados, se los dice a la chica poco afeminada quien escucha con cara de “no te metas”. Yo no opino más porque no sé nada de baile y por temor a represalias; yo no me inmiscuyo porque tengo frío y es hora de irme. Me despido de todos, les deseo suerte, les digo que en verdad la necesitan. Me despido de la chica poco afeminada, le digo que baila lindo y que no le haga caso a la tía loca. Abro la puerta; la mujer de edad me pregunta si llego su taxi. – No - respondo rápido y salgo presuroso, subo al taxi tarareando la canción de Dani, el que vende gasolina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Yo chismoso e inoportuno le digo al chico que no creo que sea la primera vez que se levanta a una chica tiesa"

hay dios tienes cada ocurrencia!!!! jajaja tu crees q todos son como tu!!! SIIIII jajaja

me haces reir, es buenoooo, eres entretenido y gracioso!! :D