miércoles, 4 de febrero de 2009

Complicaciones

Te beso, te digo muchas cosas bonitas que en aquel momento confuso y misterioso siento; te veo a los ojos con sinceridad sin saber que miento; te digo que te quiero intentando que no te vayas pero sabiendo que al día siguiente no te querré ver. No me interesa saber tu nombre, no me inquieta tener tu número telefónico, no me muero por volverte a ver; sólo quiero que este momento, en el que te tengo semidesnuda a mi lado, sea mágico. No creo en los amores eternos, quizá ni en el amor como proyecto de vida; creo en el instante, en el breve momento en el que podamos compartir un beso, un abrazo y un adiós. Mi colchón es y pretendo siga siendo, un paraje turístico que visitado por las noches, una vez al mes, procure la amalgama perfecta entre la piel y un sentimiento fugaz y convincente. Yo no busco promesas, quiero hechos. Yo quiero pensar en alguien, extrañarla a muerte y olvidarla al día siguiente. Quiero ser un violador confeso sin intensión de hacer daño. Un poeta con laguna mental. Un hombre que no es macho ni es caballero. Quiero ser un puto romántico que cautive no por el sexo, sino por sincero y juguetón. No quiero ser la propiedad de nadie ni colonizar nada. Quiero enamorarme de todas, que todas se enamoran de mí y vivir de aquel amor divido y comprensivo. Quiero ser cómplice, amigo, amante. Quiero tratarlas en intimidad a todas como enamoradas y no tomarles la mano cuando salgamos a la calle. Quiero decirles que las extraño y no llamarlas por teléfono. Quiero sentirme necesitado, necesitarlas pero estar solo. Quiero ser el hombre más cariñoso y comprensivo pero no compartir mi cama al dormir. Quiero que mi cuarto sea tu escondite, que mi cama sea tu terapia y que nuestras travesuras, un secreto. Quiero quererte, pero sólo un ratito. Volver a vernos por casualidad, convencidos de nuestras posibilidades de enredarnos entre las sábanas sin desesperarnos por eso. Quiero saber que te tengo en mis brazos y equivocarme de nombre. Quiero que toquen a mi puerta y me digan: “Ingrato, qué es de tu vida.” Quiero recordar lo que hice anoche y reír. Porqué malograr todo y entregarme (como sé que lo hago) al amor que brinda más inseguridades que ventajas, que confunde más de lo que convence, que ilusiona más de lo que cumple. Porqué recibir una sola visita, acostumbrarte a la monotonía y olvidarme de lo dulce que es compartir un momento juntos, un sábado por la noche en el colchón, cansados, sudando, riendo y siendo en verdad felices por un instante. El amor no se planifica como los fines de semana. La mujer que busco está un poquito en todas las mujeres que me regalan un beso, un abrazo, un adiós una y otra noche.

No hay comentarios: