miércoles, 18 de febrero de 2009

Los días contigo

Leonardo conoce a Lucía en una fiesta tonta del banco donde ambos trabajan. Lucía lo saca a bailar espoleada por el pisco sour que ha tomado en exceso. El no quiere aprovechar de la situación porque es una fiesta de trabajo y no desea quedar mal. Ella no sabe ni con quién baila, y tampoco le interesa. Lucía trabaja con Joaquín, el mejor amigo de Leonardo. Leonardo y Joaquín están comunicándose constantemente por celular. Ella le manda saludos, le dice a Joaquín que quiere estar con su amigo, que sólo él le interesa. Leonardo no piensa en nadie, no se acuerda de nada y ve el futuro amoroso como algo utópico. Han pasado meses. Empiezan a salir los tres: Leonardo, Lucía y Joaquín como pillo cupido algo subido de peso. Acuden a una discoteca, ella nuevamente ha bebido, ésta vez poco, nadie sabe si está embriagada, pero cambia, quiere ligar con alguien, quiere que veamos en acción sus encantos, cómo se levanta al chico de aquella orquesta. Leonardo festeja la travesura, aunque opina que el tipo es poco agraciado. Ella no se detiene, va, pregunta su nombre: se llama Gym, ni el nombre lo tiene bonito; se para frente a la orquesta, parece una fan enamorada, hace notar su presencia. Leonardo le dice a Joaquín que es mejor llevarla a casa, que no quiere sentirse culpable de nada. Ambos le conversan. Leonardo la toma del brazo, amigablemente. Lucía le encaja un beso fiero, inesperado. Joaquín mira anonadado a Leonardo, quien con los ojos abiertos, no sabe que hacer. Terminan en una cama que no es de nadie; él creyéndose ganador, ella demostrando su experiencia. Todo termina, ella está en el pecho poco varonil de Leonardo, acurrucada, sintiendo el cariño de un hombre desconocido. Salen un par de veces más; Lucía creyendo que él quiere estar con ella; él, que es un tonto aburrido. Un jueves por la noche, en uno de los tantos paseos que han tenido, el momento se hizo oportuno, el silencio cómplice, se dijeron mucho, pensaron poco, y sintieron el valor de empezar una relación seria. Leonardo tenía miedo, ella es algo pizpireta. Lucía piensa que Leonardo no la quiere, que es influenciado por Joaquín para que estén. Discuten mucho. Leonardo se ha molestado por un berrinche injustificado que ella le ha proporcionado. Lucía sabe que Leonardo va a terminar con ella, porque no le ha dado mucha importancia al berrinche que ella a hecho. Conversan: él le dice que es mejor aceptar las cosas tal como son; ella escucha. La deja en su casa, Lucía le pide que no se vaya, que no deben de terminar; él le hace caso, no sabe porqué la quiere de esa manera tan sibilina. Las cosas mejoran, salen, conversan, se quieren. Terminan en un hotel. Son las diez de la mañana, ella está asustada, la van a echar de casa. Él la quiere y está dispuesto a arriesgar por ella lo que sea necesario, mientras en su mente sigue la imagen de ella a contraluz, tan linda, con aquel cuerpo tan perfecto, con los hombros delicados que posee. Las cosas a Lucía no le salen bien. Es miércoles; ella lo cita, él acude infaltable. Lucía dice que tiene muchos problemas, que es mejor seguir siendo amigos, algo que nunca fueron. - No quiero lastimarte – le dice. Leonardo no entiende nada, sabe que la quiere, que parte de querer es desprenderse de cosas que quieres mucho. Catorce de febrero, un día para pensar, para intentar encontrar respuestas a algo tan tonto y común como terminar con alguien. Él la extraña, piensa en ella y quiere descifrar si la quiere de verdad. Ella está confundida, no sabe si ha hecho lo correcto, si vale la pena todo esto. Leonardo no la llama, no la busca, no intenta alterar la tranquilidad por la que ella ha optado. Lucía le pregunta a Joaquín por Leonardo, él le dice lo que no sabe y asegura lo que no ha visto o escuchado, sólo acierta en que Leonardo la quiere mucho. Los días pasan. Leonardo sólo piensa, no actúa. Lucía tiene problemas, no sabe por dónde comenzar. Los días pasan y Leonardo y Lucía no sabe si el cariño crece o desaparece, si todo fue parte del momento, el comienzo de algo que a ciencia cierta no sabrán, por lo menos, por ahora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ola man , escribes chvre. espero q escribas pronto