martes, 14 de febrero de 2012

El amor y otras enfermedades

Crees tener todo bajo control, a pesar de que no eres el mismo, de que las cosas no son iguales, que tu cuerpo no responde igual, no le das mayor importancia de la que merece. Error, nunca hay que subestimar nada; creías que podías con una gripe y acabas siempre igual: maltrecho, con un aspecto que da pena; con los ojos rojos (como si hubieras llorado), con la mirada decaída y moqueando, igual que en el amor. Tendrás que aprender a convivir con eso, por tus descuidos, tu negligencia, por consumir eso que te encanta. Si quieres gustitos tendrás que pagar las consecuencias. Es que a todos nos encanta el azúcar, y tú ya no puedes ser más dulce, lo tuyo a pesar de miles de intentos a la fecha, lamentablemente todavía no tiene cura. Aprenderás a vivir con eso, con dosis precisas para intentar controlarlo, así es la diabetes, así es el amor. Se acelera el corazón, la respiración se convierte en un ejercicio tedioso, sudas en frío; cuando sufres de la presión las reacciones son distintas, tu cuerpo responde distinto; cuando sube la presión, y es por amor, pasa lo mismo. Te duele el estómago, llegas a marearte; te suda todo el cuerpo, pero tienes la boca seca. Crees estar un poco débil, de hecho tus defensas están bajas. Cuando el estómago te empieza a molestar parece que todo falla, paras sentado en un cuarto pequeño, queriendo evacuar todo de golpe, deseando jalar la cadena y que se lleve todo el malestar. Deseas pararte y estar bien, ser el mismo de antes. La diarrea pude ser también sentimental. A veces te calientas, parece una fiebre incontrolable, una infección malhechora que intenta expandirse, invadir tus terrenos. Esta infección se instala en tu cabeza, no puedes sacarla, se instala en tu corazón, te tiene contaminado. El amor ha tomado tu embarcación y el rumbo ahora es incierto. Es un deterioro cognitivo, un trastorno conductual; se caracteriza por la perdida de memoria, andas extraviado, divagando; tu capacidad mental se ha visto disminuida, empequeñecida, reducida al punto de no saber qué haces, a dónde ibas, cómo te llamas. Olvidas cumpleaños, nombres, amistades, familiares. Te pierdes en tu propio mundo. Te prestas a confusiones, cambios de humor, trastorno del lenguaje y terminas por aislarte, por desechar todo lo antes vivido. El mal de Alzheimer te somete a esto, el amor también. Sueñas cosas aparentemente irreales, de pronto piensas diferente y nada es imposible. Lloras con pasión, ríes sin saber porqué; hablas solo, caminas errante; cambias hábitos inexplicablemente; tu apariencia no es la misma. A veces estás preocupado, aparentemente pensativo; regresas con la felicidad pintada en la cara y por la noche lloras inconsolablemente. Te quieres matar con frecuencia; piensas en la inmortalidad. Es probable que estés totalmente loco, que padezcas de la locura del amor. No dejas de pensar, todo el día con la idea metida en la cabeza. Pendiente del reloj, mirando el celular de reojo. Estás inquieto, más preocupado que de costumbre. Es la enfermedad que está de moda: el estrés puede mostrarse de diferentes formas, igual que el amor, el cual nunca pasará de moda. La adicción es una enfermedad terrible, la cual te expone a múltiples recaídas: en el amor eres adicto a su voz, a sus ojos, a su piel, a su presencia; eres adicto a su olor, a su sonrisa. En el amor eres el peor de los adictos, cien porciento dependiente de diversas cosas, a diversas drogas que generalmente tiene nombre y apellido. Tu vida está en peligro, eres un adicto confeso. Hay miles de ejemplos, hay estudios que pueden sustentar lo antes mencionados. Yo estoy convencido, el amor es una enfermedad, es un síntoma tras otro que modifica tu acción cotidiana, que altera tu estado de ánimo, tu estado mental. El amor es una enfermedad terminal que te obliga a querer vivir con intensidad, como si te quedara poco, como si tuvieras muchas cosas que hacer y de repente te acordaste y las quieres hacer todas de golpe. El amor es un síndrome incurable, aparentemente venéreo. El amor es la enfermedad que todos padecerán, pocos sabrán controlar y si es bien llevado, nadie querrá curarse. El amor es una enfermedad que encuentra una lógica muy sencilla, una lógica que sabré resumir en una frase concreta y la analogía será clara: “El amor al igual que cualquier enfermedad avanzada, hace que termines irremediablemente en la cama.”

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