lunes, 13 de junio de 2011

Encanto francés

Tiene el cabello largo, rubio; abrazando su frente una cinta naranja que lo hace parecer un hippy algo arisco. Come con modales toscos para ser europeo y está vestido con prendas muy peruanas, muy coloridas para un tipo de pálidas facciones. De vez en cuando levanta la cabeza y mira a su hermosa hija hablar en un precioso francés y hacer gestos explicando lo acontecido como si bailara ballet, es una niña de diez años aproximadamente, que luce su encanto natural. Su esposa intenta retener a los dos más pequeños, un niño travieso y una niña adorable, despeinada, rubia y despeinada, que se posa frente a mi, que estoy en la mesa del frente y me mira. Yo quedo bobo y la observo con la mayor de las admiraciones mientras ella se mete la mano a la boca y me devuelve la mirada con una encantadora dulzura. Es una francesita preciosa en la cual veo la esperanza de tener una hija tan linda como ella. Hace un par de días me sometí a innumerables exámenes para descartar el hecho de ser estéril, el hecho de no poder cumplir con mi sueño de tener una pequeña rubiecita no tan afrancesada pero si preciosa y encantadora hija, que me quiera como sólo me pudiera querer ella, me preocupa. Los exámenes han sido variados y aparentemente en todos estoy normal. Me han sacado litros de sangre y me han hecho más ecografías que a una embarazada. He pasado todos los controles con normalidad, excepto el más importante, el que puede descartar todo inmediatamente. Me indicaron que tenía que hacer un espermatograma, o sea, me indicaron que por la mañana, al despertar temprano, tendría que hacerme un autoservicio y capturar aquel líquido pegajoso y llevarlo en un frasco esterilizado que me entregaron al laboratorio y dejar quizá a mis futuras generaciones para ser examinadas. Entonces me levanto y no haga absolutamente nada porque no tengo ni una pizca de líbido y no me parece lo más sano levantarte y masturbarte como loco intentando violar un frasco inocente. Entonces no puedo y ya abrí el puto frasco el cual inminentemente está contaminado y no sirve así como yo. Voy avergonzado a la clínica y hablo con el doctor y me dice que me dará otro frasco y que no me preocupe, que no me tense. Ese viernes por la noche bebo y amanezco algo borracho y aprovechando mi estado me empiezo a tocar pero nada, mis muestras van a salir con rastros de alcohol y no arrojarán una respuesta razonable, me dirán que tengo los espermas atrofiados, alcoholizados. Entonces decido no tocarme más (por ahora) y no voy a recoger ningún resultado. La pequeña francesa me mira y me hace los gestos más dulces que recuerdo últimamente y me enamora con su pureza y siento que es mi nena linda y me derrito más rápido que el milk shake que estoy tomando. Luego los tres francesitos acompañados de sus padres empiezan su retirada no sin antes coger los globos con helio que se encuentran en la entrada mientras se dicen cosas que no entiendo pero suenan lindas (porque el francés aunque no lo entienda es precioso). Los tres son felices jugando en la entrada de la pizzería donde yo tomo un shake y donde ellos agreden al vigilante con los globos, yo creo que piensan que es Humala e intentan colaborar con el país que los acoge por estos días. Mi pequeña francesita se ríe como un ángel y yo me siento feliz de verla jugar y muy dentro mío me propongo tener a la niña más linda del mundo y hacerla muy feliz con miles de globos con helio y jugar todo el día. Entonces recuerdo los exámenes pendientes y creo que voy a prender unas velas para estar a solas con mi mano derecha (la más hábil) e intentar generar un ambiente propicio para el romance y el placer. Aquella niña francesa y encantadora me ha recordado que es lo que en verdad añoro. Me ha recordado que los momentos más dulces e importantes de la vida están en las pequeñas cosas y seguro son los que están por venir, me ha transportado mágicamente a tiempos venideros donde amaré con fuerzas desconocidas. Aquel hippy rubio se aleja con su hermosa esposa y sus tres encantadores hijos. No llegarán a Francia a pie, pero yo despacito, cumpliré el sueño que anhelo.

No hay comentarios: